La piña, también conocida como ananá en algunos países, es una fruta tropical que destaca por su sabor agridulce y su fragancia única. Pertenece a la familia de las bromeliáceas y su nombre científico es Ananas comosus. Originaria de América del Sur, se cree que fue cultivada por las culturas indígenas mucho antes de ser llevada a otras regiones por exploradores europeos en el siglo XVI. A simple vista, la piña tiene una forma peculiar y característica. Su piel rugosa está compuesta por pequeñas celdas hexagonales que se entrelazan, y varía en tonos entre verde, amarillo y marrón según el grado de maduración. En la parte superior lleva una corona de hojas puntiagudas, mientras que su interior está formado por una pulpa jugosa y fibrosa que varía entre amarillo pálido y dorado.
Desde un punto de vista nutricional, la piña es una fruta muy valorada. Es rica en vitamina C, que fortalece el sistema inmunológico, y en bromelina, una enzima que favorece la digestión de proteínas. Además, contiene antioxidantes, fibra y minerales como el manganeso, esencial para la salud ósea y la producción de energía. Culinariamente, la piña es versátil y se puede disfrutar de diversas maneras: fresca como snack, en jugos y batidos, en ensaladas de frutas, o incluso como ingrediente en platos salados, como las pizzas y guisos tropicales. También se utiliza para preparar postres, mermeladas y conservas. Su mezcla de dulzura y acidez la convierte en una fruta refrescante ideal para climas cálidos.