El efecto óptico, conocido como halo o antelia, suele ocurrir en lugares fríos como la Antártida o el norte de Escandinavia. Sin embargo, también puede llegar a suceder en otros lugares, si se presentan las condiciones atmosféricas adecuadas.
El halo es causado por partículas de hielo en suspensión en la troposfera que refractan la luz haciendo un espectro de colores alrededor del Sol, el cual asemeja a un arcoíris circular. Se caracterizan por ser iridiscentes.
El mecanismo físico que los produce se deriva de procesos de reflexión y refracción de los pequeños cristales que hielo que constituyen las nubes altas tipo cirrus.
El tipo de antelia más común es generado por procesos de refracción en cristales de hielo hexagonales. En casos, como el observado hoy, el diámetro del círculo que forma el halo es tal, que si uno apunta con un brazo en dirección del Sol, y con otro en la dirección de cualquier otro punto del halo, se forma un ángulo de 22 grados.
En la troposfera suceden casi todos los fenómenos meteorológicos, ésta se hace más fría con la altura, en su limite superior, que se encuentra cerca de los 10Km, se registra una temperatura de hasta -60º C. La troposfera contiene partículas de polvo y cristales de sal marina (elementos indispensables para la formación de nubes)
El halo solar debe ser visualizado evitando ver directamente al astro, debido a que la radiación solar y los rayos UV pueden dañar el tejido ocular. Es recomendable utilizar un objeto de forma circular que tape el Sol, dejando a la vista solamente el aro de colores que le rodea.
Se produce en lo más alto de la atmosfera terrestre la cuál fragmenta la luz del Sol cuando la atraviesa. El aire caliente eleva la humedad, formando las nubes, cuando llega a las troposfera, convierte a la humedad en cristales de agua, que al recibir la luz la descompone creando el colorido halo.