Esta mañana me he levantado y no estabas. Todavía no me acostumbro a que no me despiertes con tus lametazos en la cara pidiéndome alegremente comida. Cuántas veces he refunfuñado por ello (en el fondo eras mi despertador favorito) y cuántas veces me he sentido la persona más afortunada de la tierra por tenerte en mi cama meneando enérgicamente la cola con esa adorable sonrisa con dientes que se te ponía cuando por fin abría los ojos y te acariciaba. Me llenabas de alegría y de vida. Gracias a ti empezaba los días con la máxima motivación. Y lo mismo sucedía cuando llegaba a casa. Por muy mal día que hubiera tenido en el trabajo, por muchas discusiones que hubiera tenido con mi jefe, nada más importaba. Porque tú estabas ahí en la puerta preparado para recibirme y darme de nuevo todo tu cariño y amor. ¡Quién mejor que tú para animarme!.
Me veías con esa dulce mirada que ni siquiera perdiste en tus últimos momentos de vida. Me mirabas agradeciéndome la vida que te había dado.
Y en esos momentos en los que me mirabas agradeciéndomelo solo podía pensar que la única que tenía que agradecer algo era yo a ti. Porque cuando llegaste el egoísmo desapareció de mi vida, me enseñaste a querer de verdad sin condiciones, me enseñaste el verdadero significado de la fidelidad (y de la felicidad). Me enseñaste tantas cosas querido amigo…
Las personas que nunca han tenido mascota no pueden entenderlo, pero tú, sin ni siquiera poder hablar y poner palabras a tus sentimientos, me demostraste cada día de tu vida lo mucho que me querías. Y no era un amor cualquiera. Se trataba de un amor puro, de los que no duelen, de los que solo entregan sin esperar recibir nada a cambio.
Sé que ahora en el cielo estarás bien, sé que estarás rodeado de miles de perros tan buenos como tú.
Ahora solo puedo echarte de menos, nada ni nadie puede llenar este vacío que has dejado. Ahora solo me queda tu recuerdo, un recuerdo que llevaré conmigo hasta el final de mis días. Porque para ese entonces, nos volveremos a encontrar. Espérame en el cielo.
Gracias, mi ángel de la guarda.
Te quiero.