Los bocetos cumplen diversas funciones. Pueden ser, como «estudios» o «apuntes», dibujos más o menos detallados que plasmen formas concebidas por la imaginación del artista.
Un boceto puede estar ejecutado a mano alzada sobre papel, utilizando instrumentos de dibujo básicos (como la pluma o el lápiz y la goma de borrar), generalmente sin instrumentos de dibujo auxiliares; ser un apunte rápido de lo que luego llegará a ser un dibujo definido o la obra de arte final en sí; o plantearse como una primera aproximación o «ataque» de la obra ya planteada, pero aún no totalmente definida, que se realiza ya con materia pictórica usando pinceles, brochas o espátulas.
Los dibujos previos que se dan ya por suficientemente trabajados como para servir de base a la obra definitiva, son denominados «cartones», especialmente en la técnica de la pintura al fresco, donde se pasan a la pared midiendo, o pinchando a lo largo de las líneas del boceto, de manera que se obtiene, ya en el muro, un dibujo a puntos que se completa uniéndolos para reproducir las líneas.