El desamor se asocia generalmente con la pérdida de un ser querido, aunque la pérdida de un padre, hermano, hijo, mascota, amante o amigo cercano pueden «romper el corazón», y se experimenta con frecuencia durante el dolor y duelo. La frase se refiere al dolor físico que uno puede sentir en el pecho como consecuencia de la pérdida, aunque también, por extensión, incluye el trauma emocional de la pérdida, aun cuando no se experimenta como dolor somático. Aunque el desamor ordinario no implica ningún defecto físico en el corazón, hay una condición conocida como «miocardiopatía de Takotsubo» (síndrome de corazón roto), donde un incidente traumático estimula al cerebro para distribuir productos químicos que debilitan el tejido del corazón.
El problema viene cuando nos encontramos ante un fracaso sentimental, o incluso varios. Este tipo de sucesos nos hace, en ocasiones, infravalorarnos y cuestionar nuestra valía (innegable) como personas, lo que comúnmente nos arrastra a una crisis que podríamos denominar «existencial» y que en casos extremos puede desembocar en depresión.
Hay personas que se culpan a sí mismas de estos fracasos de pareja ( recordemos siempre que la pareja son dos, por lo tanto el fracaso no suele ser sólo consecuencia de las acciones de una sola persona), lo que sin duda es un error.